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Pesebre napolitano cuyo estilo se copió en Cartagena. [Foto: Adaptada de Wikipedia]

EL PESEBRE Y EL ARBOLITO DE NAVIDAD

Por: Carlos Crismatt Mouthon

En una comunidad pequeña y con arraigado sentido católico, la llegada del mes de diciembre imponía la obligación de 'hacer' el pesebre y 'montar' el arbolito de navidad.

Faltaban muchos años para que salieran los pinos de plástico, así que para el arbolito de navidad se recurría a los abundantes árboles de los patios o de las faldas de La Popa y se cortaba una rama que estuviera bastante dividida. El siguiente trabajo era rasparla para quitarle la corteza, lavarla con agua y dejarla secar para que se le quitara la baba.

Algunos se gastaban unos centavos en comprar pintura de color caoba o verde para darle un bonito acabado y ponerles colgajos de algodón en algunas partes. Otros los dejaban al natural y le forraban las ramas con abundante algodón. Los adornos más recurrentes era colgar en las ramas las bolas de colores brillantes -hechas con el material de los termos y que se rompían con facilidad- y las guirnaldas que le daban volumen al arbolito ante la ausencia de hojas. Obligatoriamente en el ápice se ponía una estrella de color dorado y se le guindaban las tarjetas de navidad que llegaban y pequeños paquetes en forma de regalos.

Las luces para adornar el árbol no eran fáciles de conseguir y eran de unos bombillitos de vidrio rojo, verde y blanco, a veces decorados, del tamaño y forma de un ají criollo -con el mismo sistema de rosca de un bombillo normal y de vidrio más grueso- y no venían con el mecanismo para parpadear. Para esto debía comprarse por aparte un aditamento que hacía intermitente el flujo eléctrico y permitía prender y apagar alternadamente cada línea completa de bombillitos mediante un termostato.

Estas luces no se fabricaban en el país, así que inicialmente muchos se surtían en Panamá, hasta que llegó a Cartagena a mediados de los 50 el Almacén Sears en la calle del Coliseo -en donde estuvo primero el Almacén Mogollón-, y que trajo a la ciudad novedades en muebles, electrodomésticos, máquinas de escribir, ropa y otros elementos para el hogar fabricados en Estados Unidos.


Bombillito antiguo para las luces de navidad

La frágiles bolitas para el arbolito de navidad.

Para la base del árbol se usaba -de acuerdo al tamaño- desde un pote pintura hasta una lata de manteca, la que se rellenaba de tierra o de arena y allí se introducía la parte inferior. Esta base se recubría y decoraba con papel de color.

En cuanto al pesebre, lo primero era seleccionar el sitio de la casa en donde se iba a instalar, que lo más común era en una esquina de la sala. La forma era la de una colina -con una planicie- que se hacía con la máquina de coser o una mesa pequeña. Alrededor de esta se ponían sillas, taburetes y cajas de madera para crear las faldas de esa colina.

Una vez colocados los elementos y asegurados entre sí con cuerdas u otro mecanismo para que no se desarmara el entramado, se cubría toda el área con una superficie hecha con el papel de las bolsas en donde venía el azúcar, que era grueso y de varias capas. Estos papeles se cubrían con almidón de yuca un poco licuado usando una brocha de pintar, tras lo cual se le esparcía con la mano aserrín fino previamente entintado con anilina verde oscura -para las partes bajas en que estarán pastando las ovejas- y café -para las partes altas que serán las montañas-.

Para fijar el papel se usaban tachuelas de cabeza pequeña que se ponían con cuidado para no dañar la madera de los elementos usados, tratando para ello de que quedaran en el borde inferior interno de los mismos.

Por aparte se mandaba a hacer en la carpintería del barrio la pequeña casita de madera con techo de paja, y en los almacenes de la ciudad -entre ellos Magali Paris y El Centavo Menos-, se compraban las figuras de la Sagrada Familia, los Reyes Magos, pastores, bueyes, asnos, camellos, ovejas, cisnes y palmeras, entre otros.

El punto central del pesebre era el establo, que se colocaba en la parte más alta. Algunos colocaban sobre la planicie una caja de zapatos para formar un repecho que fuera más alto que el resto y poner allí la casita de madera, con el suelo regado de tiritas bien delgadas de papel verde para simular la hierba. Esta casita estaba coronada con una estrella dorada, para recordar a la Estrella de Belén que guió a los visitantes, entre ellos a los Reyes Magos. Entonces se colocaban José y María, el asno, el buey y la canastica en donde será colocado el Niño Jesús el 24 de diciembre. Igualmente, en esa fecha se colocaban los Reyes Magos con sus camellos, aunque algunos esperaban hasta el 6 de enero para guardar la tradición.

Con un espejo se simulaba el lago en donde nadaban los cisnes, y a su alrededor se ponían una pequeñas piedras chinas y se regaba un poco de arena de mar. Para hacer el arroyo que llegaba y salía del lago se usaba papel azul que se cortaba en una banda larga y se plegaba en forma de franjas superpuestas -o simplemente se arrugaba-, tras lo cual se pegaba con almidón en un recorrido que iba de la parte alta a la baja

En otro lugar se ponían las ovejas con los pastores, que también se alfombraba con las tiritas verdes. Si se tenían otros animales -como caballos, aves-, se ponían estratégicamente para que no se vieran partes desocupadas. Además, se ponían hileras de piedras pequeñas para simular caminos, se 'sembraban' las palmeras, se metía por debajo del papel entintado otros pedazos de papel arrugado para crear promontorios y si era posible se conseguía un puente para cruzar el arroyo.

Como las luces navideñas de la época eran un poco grandes en relación con las actuales, se limitaban a ponerlas como adorno alrededor del pie del pesebre y este se alumbraba desde arriba con una bombilla en una lámpara cónica que permitiera dirigir el haz de luz sobre él.

En esta actividad participaba todo la familia, desde los niños hasta los adultos, lo que creaba un bonito ambiente familiar. Y como la creatividad era diferente en cada casa, era emocionante visitar a los vecinos para ver qué se les había ocurrido y festejar en conjunto esos pequeños detalles.

Cuando ya pasaba la fiesta de Reyes del 6 de enero, se convocaba de nuevo a la familia para 'desarmar' el pesebre y 'desmontar' el arbolito, a fin de guardar cada elemento debidamente protegido en una caja, que los tenía de una vez listos para la siguiente navidad.

 


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