Polvo de litargirio. |
EL DESODORANTE LITARGIRIO
Por: Carlos Crismatt Mouthon
En los tiempos de la mitad de Siglo XX no existían los actuales desodorantes en 'spray', 'roll-on' ni 'stick'. Pero como sí era necesario combatir el mal olor de las axilas -comúnmente llamado 'grajo'-, las personas usaron inicialmente productos naturales, entre los que se destacaba la piedra de alumbre.
Su aplicación es sencilla, ya que sólo basta mojar la piedra y pasarla por los sobacos. Su nombre químico es 'sulfato de potasio y aluminio', que también se usa para clarear el agua en las tinajas, para evitar las infecciones por hongos después de la peluqueada y como cicatrizante, entre otros.
Posteriormente, apareció el desodorante Yodora, que era una crema que venía inicialmente en tarritos de metal y después en tubos. Como se puede colegir, había que recoger el desodorante con la punta de los dedos, para luego pasarlo por las axilas. Su eslogan 'pulcritud a toda hora con Yodora' se convirtió en un hito de la publicidad en Colombia.
Pero entre las personas de escasos recursos -entre ellas las palenqueras que vendían productos por las calles-, se hizo popular el uso como desodorante de un polvo amarillento llamado litargirio, que se hacía visible cuando se levantaban los brazos y se veían las axilas pintadas de ese color. Este polvo se vendía en las viejas boticas, que como se sabe tenían en sus estantes los principios activos de los medicamentos para preparar las 'drogas' que recetaban los médicos.
De lo que no se tenía conciencia era sobre su contenido de 79% de plomo -ya que es 'monóxido de plomo'-, y que puede causar el 'saturnismo' o intoxicación por ese metal. Este tipo de envenenamiento fue común en los operarios de los periódicos que utilizaron los linotipos, por la inhalación de los gases del plomo, ya que la composición tipográfica se hacía con una mezcla caliente de plomo, estaño y antimonio. La acumulación del plomo en estas personas durante muchos años llevaba a trastornos neurológicos, sanguíneos y óseos.
Con la llegada de nuevos productos desodorantes con precios y presentaciones más asequibles para las clases populares, ya no se usó más el 'litargirio' en Cartagena.
Pero aunque pueda parecer cosa del pasado, aún en pleno Siglo XXI el litargirio sigue siendo un problema de salud pública en República Dominicana -en donde se fabrica- y en las comunidades latinas de Estados Unidos, ya que se sigue usando como desodorante o como remedio para heridas, quemaduras y los hongos de los pies. Y su vigencia se debe a que el 'monóxido de plomo' se produce industrialmente para la vulcanización del caucho, la manufactura de la cerámica y el vidrio, la fabricación de baterías y como pigmento para la producción de pinturas.