La cartagenerísima empanada con huevo que se vendía en La Embajada. |
LAS EMPANADAS CON HUEVO DE CAPARROSO
Por: Carlos Crismatt Mouthon
En Cartagena la oferta de productos alimenticios ha tenido siempre la fortuna de tener el ingrediente de la grata recordación. De tal manera que La Embajada del señor Caparroso no podía ser la excepción.
Situada en la calle de Nuestra Señora de Landrinal, en los años 60 y 70 del siglo pasado La Embajada era el sitio obligado de estudiantes y oficinistas para comerse una deliciosa 'empanada con huevo' acompañada de una avena bien helada.
El local del expendio lo era el zaguán de entrada de la casa de tres pisos en que Caparroso vivía con su señora, quien era la encargada de elaborar estas especialidades en el segundo piso. En el caso de las empanadas con huevo, si uno se demoraba un poco en el establecimiento podía ver como su esposa bajaba con una palangana de empanadas recién hechecitas cada vez que se agotaban.
Calle Nuestra Señora de Landrinal. En la primera puerta de la casa blanca de la derecha funcionaba 'La Embajada'. |
Era la auténtica 'empanada con huevo' cartagenera, con masa de maíz pura -es decir sin nada de promasa u otras harinas comerciales-, con huevos frescos y una pizca de sal. Allí no se permitía agregarle carne molida ni otros ingredientes, como sucede ahora en algunos sitios para ofrecer variedad en el producto.
Y aquí se debe aportar que su nombre original es 'empanada con huevo'. Algunos arguyen leyes de la gramática para corregir la tabla y decir que lo correcto es 'empanada de huevo', por aquella vieja lección de gramática de tomar el contenido por el continente como en'vaso de agua'. Lo cierto es que aún si hay error, las gentes de la época la llamábamos 'empanada con huevo'.
Otro cambio posterior, fue el ingreso de la palabra 'arepa de huevo' -fonéticamente "arepa'e huevo"- que provino de Luruaco en el Atlántico, en donde aún se ofrece este típico frito a los viajeros en la orilla de la carretera. Por eso, hoy a las nuevas generaciones les causa confusión el saber que sus antecesores usaban el nombre de 'empanada con huevo'.
En cuanto a la avena con que se acompañaba la 'empanada con huevo', también era de fabricación casera, envasada en las botellas desocupadas del antiguo ron blanco de la Industria Licorera de Bolívar -llamado 'ron tornillo' por la forma en espiral del cuello de la botella-, con su tapa de corcho y su respectivo pitillo para no tocar el frasco con la boca.
Vale la pena anotar que el corcho tenía en ese entonces un uso más amplio para tapar las botellas, ya que las tapas de rosca que hoy conocemos eran escasas.
En el caso de las gaseosas y jugos envasados, las tapas metálicas eran prensadas y debían quitarse con el destapador, tras lo cual sólo servían para jugar 'tapilla' -una especie de béisbol- en las calles solitarias de los barrios.
En esa época nace el célebre dicho de 'con su avena y su pitillo', que por efecto de la sinalefa se convirtió en "con suavena y su pitillo' para dar la connotación de hacer una cosa con "suavena", es decir con suavidad, con calma y con paciencia.