Hay una extraña simbiosis entre los carros y los caminantes. |
LOS CAMINANTES DEL CENTRO
Por: Carlos Crismatt Mouthon
Cuando los vehículos automotores invadieron el centro amurallado de Cartagena de Indias, los transeúntes de todos los días sintieron que estaban invadiendo sus predios.
Pero como en una extraña simbiosis se vio de repente que los carros y las personas armonizaban su paso por las callecitas estrechas, en un ritmo que ambos aprendieron a manejar.
Los conductores apenas entraban al centro regulaban su marcha a tal punto que los caminantes cruzaban de un lado a otro por delante de los carros sin que el tráfico sufriera interrupción, ni se presentaran accidentes.
Era como una especie de marcha acompasada, algo único de Cartagena, que a los visitantes les parecía imposible.