La zona de Caimán fue absorbida por el barrio Olaya Herrera y está cercana al estadio 11 de Noviembre -que se observa en el lado izquierdo-, lo mismo que a la avenida Pedro de Heredia que no existía en esos tiempos. |
EL RETÉN DE CAIMÁN
Por: Carlos Crismatt Mouthon
Para los jóvenes de los barrios del norte de la ciudad, la frontera de Cartagena en los años 50 del siglo pasado estaba en el retén de Caimán, un nombre que desapareció del mapa tragado por 'Olaya Herrera'.
En otra nota, en donde hablamos de la salida de Cartagena a mitad del siglo XX, hacíamos notar que era una sola, por el barrio Caimán, y que más adelante se bifurcaba para la carretera de La Cordialidad y para la salida a las sabanas de Bolívar, por Turbaco y Arjona. Por La Boquilla no había camino de salida, y por El Bosque se llegaba hasta Mamonal y Pasacaballos.
Para ubicar hoy el retén de Caimán, debemos atravesar el barrio Olaya Herrera por la avenida Pedro Romero en dirección a La Cordialidad y encontrar una bifurcación -una 'Y'- en donde está ubicada una estación de policía.
Allí los uniformados -entre otras cosas- cumplían en esos tiempos la misión de controlar el contrabando de whisky 'Black and White' -el que traía un caballito blanco de plástico colgado del cuello-, de los cigarrillos 'Lucky Strike' que venían de la Guajira y del ron 'ñeque' o 'chirrinche' que se destilaba en los alambiques de cobre de las afueras de la ciudad. Aunque este último ron se conseguía sin problemas en la peluquería de 'Ojito' en San Diego.
Las carimañolas, empanadas con huevo y buñuelos son parte de los famosos fritos cartageneros. |
Pero el encanto de los jóvenes por visitar Caimán era la mesa de fritos que se ubicaba en ese retén. Se hacía 'lobby' para que los papás que tuvieran camionetas -especialmente las Dodge y las Ford que estaban de moda en esas fechas- las prestaran para que todo el grupo de amigos se montara en la parte de atrás y hacer el 'tour' en busca de la mejor delicia cartagenera de todos los tiempos: la empanada con huevo. Bueno, aunque nadie despreciaba las empanadas de carne, los buñuelos de fríjol y las carimañolas de yuca.
Es bueno recordar que en la Cartagena de esos tiempos la mesa de frito era toda una institución, principalmente enfrente de los cines de barrio como el Granada, el Myrian, el Colonial, el Padilla, el Torices, el Variedades -de Torices-, entre otros. Pero es que el viaje al retén de Caimán era toda una aventura -con chicas y chicos a bordo-, que no tenía precio.
Pero como todas las cosas de antaño que fueron mejores, este sistema de comida rápida ha sido desplazado por otro tipo de ofertas alimenticias que comprende -entre otras- arepas asadas, pizzas, hamburguesas, perros calientes y pollo asado.
La última gran mesa de fritos de Cartagena estuvo ubicada en los años 80 enfrente del Magali París de Santa Lucía, en la esquina sur. En los tiempos actuales hay que preguntarles a los expertos que saben de las 'cuevas' en donde se puede conseguir un buen frito, como en el parque de San Diego, frente a Bellas Artes, o en un pequeño local a la salida de Manga.