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Historias


Se trata de un ejercicio de rescate de los escritos que he publicado en diferentes sitios Web, en las redes sociales, en periódicos, en revistas y en libros -que incluyen personajes, costumbres y hechos históricos- realizados desde la perspectiva de mi mirada personal y como una manera de abrir ventanas para que la nuevas generaciones aprendan del pasado de su familia, de su terruño, de su país y del mundo.

La Revancha del Siglo: Monzón y Valdés

Por: Carlos Crismatt Mouthon
[Puños Mundiales. Año.1 No.16 Febrero 1977. Cartagena. Colombia.]

El primer campanazo lo dieron los cables internacionales, anunciando que el CMB y la AMB exigían a Carlos Monzón poner en juego el título mundial de los medianos. Su challenger: el colombiano Rodrigo Valdés, quien se mantuvo como primer retador de la categoría desde que el argentino unificó la corona sobre sus sienes.

Luego vineron los contactos. Fecha: 26 de Junio de 1977. Lugar: Estadio Luis II, Monaco. Hora: 4 p.m. (hora de Colombia). Como por arte de magia se despejaron las dudas sobre una revancha que quedó protocolizada desde el mismo 26 de junio de 1976. Monzón había ganado la corona del CMB, pero los seguidores de Valdés nunca creyeron en su derrota. El knockdown del décimo cuarto asalto no era suficiente para superar la ventaja del morocho cartagenero. Resignados esperaban un honroso empate.

Ahora la revancha es una realidad. Ya se acabaron las especulaciones sobre el retiro de Monzón, cuya actividad cinematográfica y la "dolce vita" del "jet set" europeo parecían arrebatarlo de los ensogados. Y más que todo del retiro de Valdés, quien a lo largo de su vida pugilística tuvo pendiente sobre su cabeza el adiós a los gimnasios. Monzón especuló sobre su retiro en el cénit de su carrera. Valdés desde el mismo comienzo.

Y es que con Valdés se libraron fuera del cuadrilátero las más duras batallas para hacerlo campeón del mundo. No fueron "Rudy" Escobar, Daniel Guanín, Peter Toro o Ralph Palladin, vencedores de Rodrigo, quienes hicieron titilar su fulgurante carrera: fueron su tozudez, su gran apego a la tierra nativa y su excesiva fidelidad a quienes lo rodean desde su juventud. El insensible hombre de Numea -en donde recibió guapeando el embate de Briscoe, en los más duros asaltos de su carrera- es el mismo que condicionó una oferta de cien mil dólares a que su manager lo dejara hacer una defensa de su título ante sus coterráneos cartageneros.

El primer acto fue en Barranquilla, cuando perdió por K.O. técnico frente a "Rudy" Escobar, debido a la abundante hemorragia bucal. Los encarnizados comentarios de críticos y aficionados laceraron su humilde alma de pescador, haciéndole buscar un endeble refugio en su actitud negativa y desafiante. Allí saltó a la arena, en trance de recoger un valioso gallo herido, el controvertido Meporto, quien pacientemente lo rescató para el boxeo.

Menos dolorosa, pero más espectacular, fué su actitud después de la confabulación de Quito, en donde Daniel Guanín se alzo con una ridícula victoria, que solamente se recuerda cuando repasamos el libro negro del boxeo. Como aquel Eróstrato, quien incendió una de las 7 Maravillas del Mundo, la misma noche que nació Alejandro Magno, tratando de pasar a la posteridad. Valdés no quería saber del boxeo ni de sus manejadoras. Se sentía como buey en el matadero.

Por fortuna, su temperamento sencillo dejaba brechas expugnables para quienes desinteresadamente daban su consejo al futuro monarca. En estas dos ocasiones, con paciencia y buenas palabras se enrumbaba al fogoso pescador del Arsenal. En cambio, por ironías de la vida, fueron dos golpes fuera del ring, de los que no se curan con consejos, los que oscurecieron su carrera deportiva.

El primero fue después de su ronda triunfal en los Estados Unidos, cuando ya había alcanzado un lugar prominente en el ranking mundial. Enfermó de hepatitis infecciosa, la cual lo alejó de los cuadriláteros por casi un año. El máximo reposo que demanda este tipo de afección, las graves secuelas que deja en el organismo -especialmente en un atleta moldeado para supremos esfuerzos- y su alejamiento del fabuloso mundo del Madison Square Garden, constituyeron casi que un KO definitivo para Valdés.

Aquí en Cartagena se siguió paso a paso la convalecencia del héroe caído, estimulados por las arengas radiales de su apoderado Meporto. En su inacabable optimismo, Meporto se adelantaba al tiempo y hacía soñar a Valdés, y a los parroquianos criollos, con la posesión de una corona mundial, la ostentación del poder económico y hasta la compra de un automóvil convertible para el futuro campeón, de colores morado y crema.

El vigoroso boxeador respondió a todas las esperanzas y logró superar un escollo más en el intrincado camino para obtener el fajín mundial. Pero cuando todo parecía felicidad, con la corona del CMB sobre su cabeza, el destino le asestó su segundo golpe en un accidente automovilístico, cuyo resultado grave y preocupante fue la fractura de su dedo índice de la mano derecha, con pérdida de sustancia y rotura de ligamento.

Durante 6 meses se esperó pacientemente el dictamén médico, que diera la buena nueva del regreso del campeón a los gimnasios. Se había rumorado que incluso tenían que amputarle el dedo. Pero al final triunfaron los esfuerzos de los especialistas colombianos y Valdés se colocó en la ruta de la más grande pelea de los medianos en todos los tiempos, frente a Carlos Monzón.

Hace algunos meses el "Rocky" planteó, con su actitud, nuevamente el retiro del box. Después de la derrota ante Monzón, afligido aún más por la muerte de su hermano el día antes de la confrontación, Valdés no quería saber nada del ring.

Solo aceptó enfrentarse al dominicano Ramón Beras, pero en un combate aquí en Cartagena. Había salido a flote nuevamente su caracter rebelde, quizás atizado ahora por su relativa prosperidad económica, la cual lo inducía, inconscientemente, a encariñarse cada día más con la vida alegre y placentera, muy lejos de la rigidez de los entrenamientos y de la sofocante monotonía de los gimnasios.

Ahora se puede respirar tranquilo. Los dos titanes de Mónaco han respondido sin vacilaciones al llamado de sus destinos. Fecha: Junio 26. Lugar: Estadio Luis II, Mónaco.

 

© Carlos Crismatt Mouthon

 


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