Por: Carlos Crismatt Mouthon
Muralla del "Pedregal" en Getsemaní en donde aún se conserva el amarillo de la "gutagamba".
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El
episodio del mal procedimiento en el proceso de mantenimiento del fuerte de San
Sebastián del Pastelillo, a cargo del Club de Pesca, ha causado intensas
polémicas en los medios digitales, más cargadas de emociones que de razones.
EL COLOR DE LAS MURALLAS Y FUERTES
La
percepción que tienen las últimas generaciones de estos bienes patrimoniales es
la de las piedras desnudas, pero la realidad incuestionable es que estas fueron
originalmente empañetadas y recubiertas con una resina vegetal llamada
"gutagamba", que venía del sudeste asiático vía Filipinas y se mezclaba con cal
para protegerlas y preservarlas, y la que les daba una tonalidad ocre (amarillo
pálido).
El mejor
ejemplo de esta aseveración se puede ver aún hoy día en el lienzo de la muralla
del Pedregal, sobre la cara que mira hacia la laguna de San Lázaro, en donde se
conserva gran parte de este color amarillo original.
El resto
de estos bienes se vieron sometidos a la inclemencia de los tiempos y a la desidia
de los gobernantes que no les procuraron un debido mantenimiento que evitara
que esta piel de las murallas y
fuertes se esfumara.
Por eso,
ante la ausencia de la antigua "gutagamba", se deben utilizar hoy técnicas
aceptadas que cumplan la misma función, pero nunca elementos modernos,
derivados de la industria petroquímica, como el acronal y las pinturas
acrílicas. Y mucho menos el amarillo chillón que algunos usan.
LO IMPORTANTE ES EL FUERTE
En lo
leído en los últimos días, se observa que se les da más importancia a los
actores que al fuerte mismo de San Sebastián del Pastelillo, que se reduce a un
simple objeto que es el causante de la polémica.
El Club de
Pesca fue delegado en 1941 por la Sociedad de Mejoras Públicas para la custodia
y conservación del Fuerte del Pastelillo, misión que ha venido desarrollando
hasta la fecha.
Pero,
infortunadamente, en la última intervención de este bien patrimonial omitieron
solicitar los permisos requeridos y utilizaron un contratista sin la suficiente
experticia para este tipo de tareas.
La
chambonada realizada se viralizó en las redes y muy pronto hubo el rechazo del
grueso de la ciudadanía y de los entes encargados de vigilar este tipo de
obras, como lo son el Ministerio de Cultura y el Instituto de Patrimonio y
Cultura de Cartagena de Indias.
Por su
parte, los miembros del Club de Pesca reconocieron el error y se comprometieron
a realizar tareas con un experto que minimice los daños y que devuelva el
fuerte de San Sebastián del Pastelillo a su estado original.
Así mismo,
otro grupo de ciudadanos han venido esgrimiendo argumentos para evitar que el
Club de Pesca sea sancionado por su error, ante la eventualidad de que esta
conlleve al retiro de la delegación de que fue objeto en 1941.
Lo malo de
este rifirrafe, es que en algunas ocasiones se les va la mano en las
argumentaciones, dando incluso a entender que es más importante el Club de
Pesca que el futuro del Fuerte del Pastelillo.
Sindéresis,
la capacidad natural para juzgar rectamente, debe ser el nombre del juego.
Todos los valores cartageneros deben defenderse, pero en el entendido de que
igual todos estamos sujetos a lo determinado por la Ley y al actuar de los
organismos que tienen la autoridad legal para hacerlo.
Y que,
además, la emoción no es suficiente para ocultar la razón.
Muralla del "Pedregal" en Getsemaní en donde aún se conserva el amarillo de la "gutagamba".
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Muralla del "Pedregal" en Getsemaní en donde aún se conserva el amarillo de la "gutagamba".
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© Carlos Crismatt Mouthon - agosto 22 de 2021