Por: Carlos Crismatt Mouthon
En mi niñez en Torices, a finales de los 40 e inició de los 50, participamos con entusiasmo en la celebración del "Ángeles somos", una festividad traida de España en tiempos coloniales y que acá adaptamos con la salida puerta a puerta a recoger la carne y el bastimento para hacer el tradicional "sancocho" grupal, así como la adaptación de las coplas cantadas al ingenio Caribe.
En los recuentos que se hacen de esta fecha, las generaciones posteriores le agregaron un verso que dice "Tintililillo, tintililillo, cinco chivos pa' mi bolsillo", de donde algunos comenzaron a utilizar este término de "Tintilillo" como sinónimo de la fiesta infantil.
Pero ya sea el nombre con que lo recordemos, esta tradición criolla de Cartagena de Indias ha venido perdiendo el partido con el "Halloween" extranjero, más aún este año en que la pandemia del Covid19 nos mantiene encerrados en las casas.
Hay movimientos culturales que han tratado de revivir esta tradición para que se conserve unos de los patrimonios intangibles de la época de la gran familia cartagenera.
Pero la evolución de las costumbres en la nueva era digital, ha espantado a los niños y jóvenes de aquellas actividades que antes ocupaban el tiempo libre.
Ya se fueron para siempre arragaidos juegos infantiles como el trompo, al igual que las pedagógicas rondas infantiles en que se le cantaba a Marcelino, al hijo del Conde, al Arroz con Leche, y a mil cosas más que ejercitaban la mente y la motricidad.
Para nostalgia de quienes vivimos su apogeo en los años 40 y 50, transcribo algunos de los versos de esos tiempos que aún se conservan en la memoria después de tantas jornadas vividas de "Ángeles Somos":
Ángeles somos
del cielo venimos
pidiendo limosnas
pa’ nosotros mismos
Aguardiente y vino pa’ Marcelino,
Aguardiente y ron pa’ Marcelón.
No te dilates, no te dilates,
saca el bollo del escaparate.
No te rías, no te rías,
que la mochila está vacía.
No me veas, no me veas,
saca el bollo de la batea.
Esta casa es de uvitas,
donde viven todas las bonitas.
Esta casa es de rosas,
donde viven todas las hermosas.
Esta casa es de arroz,
donde vive el Niño Dios.
En esta casa no me amaño,
porque hay mucho tacaño.
Esta casa tiene espinas,
porque hay muchas mezquinas.
Esta casa es de agujas,
porque está llena de brujas.
Papaya fría pa'la quería,
papaya asá pa'la casá.
Cartagena de Indias, noviembre 1º de 2020
© Carlos Crismatt Mouthon