¿Qué es la Fiebre Aftosa?
La Fiebre Aftosa -llamada también Glosopeda- es una enfermedad viral, aguda, muy contagiosa, que ataca a los animales de pezuña hendida -o partida- como vacas, ovejas, cabras, cerdos y búfalos. Se transmite especialmente por el contacto con la saliva, orina, semen y moco intestinal y nasal de los animales enfermos, y se propaga a través de todo lo que tenga contacto con éllos: ropas de operarios, herramientas, jeringas, bebederos, pastos, carros de transporte y subproductos cárnicos y lácteos.
La enfermedad se caracteriza por una subida repentina de la temperatura, seguida de una erupción de ampollas -o aftas- en la boca, en las pezuñas y en áreas de piel delicada como la ubre, y acompañada de una salivación espesa que forma largos hilos. Las ampollas aumentan de tamaño y al final revientan, dejando al descubierto superficies erosionadas en carne viva. El proceso de comer se vuelve difícil y doloroso, y dado que los tejidos blandos de la parte inferior de las pezuñas se inflaman, el animal cojea y puede incluso perder la cubierta córnea de éstas.
El Fusil Sanitario
La historia de la aftosa se inicia en 1546, con la descripción científica de una epizootia que afectó a los bovinos en Italia. En América apareció por primera vez en el año de 1870, debido a animales contaminados que llegaron de Europa, y afectó simultáneamente a Estados Unidos, Argentina, Chile, Uruguay y el sur del Brasil. En los inicios del siglo XX ya se había extendido a Bolivia, Paraguay, Perú y al resto del Brasil. En 1950 llegó a Venezuela y Colombia, y desde allí pasó en 1961 a Ecuador.
El virus de la fiebre aftosa está agrupado en 7 serotipos inmunológicamente distintos -A, C, O, SAT1, SAT2, SAT3 y Asia1- y numerosos subtipos. Los tipos A, C y O están distribuidos en todo el mundo y son los únicos diagnosticados en América. Los tipos SAT1, SAT2, SAT3 y Asia1 se encuentran en África y Asia. En Colombia los tipos presentes son el O1 Campos y A24 Cruzeiro.
En los primeros brotes de fiebre aftosa en Colombia -en el período de 1950 a 1951- se diagnosticaron virus del Tipo O en Arauca -transmitido por vacunos provenientes de la frontera con Venezuela- y del Tipo A en el Valle del Cauca.
Posteriormente, en los años 1967 y 1970 se presentaron brotes del Tipo C en Leticia -la capital del Amazonas- de animales provenientes del Brasil. Por ser un virus potencialmente mortal, y dadas la pequeña base de animales y el aislamiento de la zona, se utilizó el "fusil sanitario" para eliminar todos los animales enfermos o que hubiesen estado en contacto con éllos. Esta medida, complementada con la vacunación y un estricto control de movilización de animales en la frontera, erradicó el virus que no ha vuelto a presentarse.
Como anécdota, estos episodios coincidieron con la presentación de la película "Hud" -interpretada por Paul Newman-, que narra el conflicto de Homer Bannon -un viejo ganadero del oeste- y su hijo Hud -un joven irresponsable que necesita más dinero que el que producen las vacas-. La historia transcurre en los inicios del siglo XX y el enfrentamiento es causado por la posibilidad de hacer perforaciones petroleras en la hacienda, a lo que el viejo se opone. La tragedia se presenta con un fuerte brote de fiebre aftosa y las autoridades sanitarias imponen la aplicación del "fusil sanitario" para evitar que la epidemia se extienda. Con máquinas se excavan zanjas donde son arrojados los animales sacrificados, que luego son cubiertos con cal viva y tierra. Pero este sacrificio le costará la vida a Homer Bannon. La cinta fue una recreación de los episodios que se vivieron en Estados Unidos para erradicar este problema sanitario.
Los Institutos
Después de los primeros brotes de fiebre aftosa en los años 50, el gobierno colombiano inicia con pasos firmes su política de control y erradicación de la enfermedad con la creación en el año de 1955 del Instituto Nacional Antiaftosa, con la exclusiva finalidad de producir la vacuna contra esta epizootia. Al año siguiente -en 1956- cambia su nombre al de Instituto Zooprofiláctico Colombiano y asume -además- la investigación y diagnóstico de otras enfermedades, así como el desarrollo de los productos para combatirlas.
En Córdoba las dependencias del Instituto Zooprofiláctico Colombiano estuvieron ubicadas en todo el frente de las antiguas instalaciones del Coliseo de Ferias de Montería, y allí trabajaron los médicos veterinarios Leopoldo Martínez Granados(†), Tulio Julio Mejía(†) y Luis Carlos Caraballo González -los pioneros en la lucha contra la fiebre aftosa en el departamento-, quienes manejaron los laboratorios de diagnóstico de las enfermedades animales transmisibles al hombre -técnicamente llamadas zoonosis- como la rabia y la brucelosis.
Para 1968 el presidente Carlos Lleras Restrepo modifica el manejo de la gestión pública y crea numerosos Institutos en Colombia, entre ellos dos del sector agropecuario: el Instituto Colombiano Agropecuario "ICA" y el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria "INCORA". A su vez el Instituto Zooprofiláctico Colombiano se convierte en la Empresa Colombiana de Productos Veterinarios "VECOL" -dedicada exclusivamente a los productos biológicos- por lo que los laboratorios de diagnóstico y sus profesionales pasaron a ser manejados por el ICA con el nombre de Centros de Diagnóstico.
A su vez a la Regional No.2 del ICA -que comprendía Atlántico, Bolivar, Córdoba y Sucre- se le designó a Montería como sede de su gerencia regional y -además- se creó la granja de investigaciones Turipaná en Cereté.
Convenio ICA-BID
Fotografía con los participantes en el Primer Curso Latinoamericano de Divulgación de Campañas Sanitarias realizado en el segundo semestre de 1972 en Bogotá. Prácticas de audivisuales en la granja experimental de Tibaitatá. En la primera fila -al centro- Jairo Petro Silva. Al fondo -de lentes- Carlos Crismatt Mouthon.
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El gobierno colombiano firmó en 1972 un convenio entre el ICA y el Banco Interamericano de Desarrollo "BID", para que mediante un empréstito se trabajara en el control de la fiebre aftosa. Este proyecto con el BID fue de carácter continental y para su inicio se desarrolló en Bogotá en el segundo semestre de 1972 el Primer Curso Latinoamericano de Divulgación de Campañas Sanitarias, al que asistieron representantes de Brasil, Paraguay, Venezuela y Colombia. Para esa época era gerente de la Regional No.2 del ICA el médico veterinario Jaime Vergara Vergara y por Córdoba asistieron a ese curso los médicos veterinarios Jairo Petro Silva y Carlos Crismatt Mouthon.
Campaña de Divulgación Sanitaria
En enero de 1973 se inició en el departamento de Córdoba la campaña de divulgación para el control y erradicación de la fiebre aftosa, en desarrollo de la cual se visitaron todos los municipios y veredas con potencial ganadero. Para la movilización se contaba con una camioneta Toyota cabinada, dotada con motor de generación eléctrica, equipos de proyección de cine y otras ayudas audiovisuales, como sonovisos y franelógrafos. Para esta campaña el ICA había realizado una pelicula titulada "La Cantina de José Dolores" interpretada por Jaime "El Flaco" Agudelo, que a la sazón era funcionario del ICA en la granja de Tibaitatá. En ella se narraban las angustias de un pequeño ganadero frente a la presencia de la fiebre aftosa en su finca. Era una versión criolla de "Hud", menos espectacular pero con una mejor intención pedagógica. Queda como detalle el que los ganaderos y campesinos se entusiasmaban con el nombre de la cinta, pues asociaban el nombre de cantina con el de bar y pensaban que la trama era al estilo de los charros mexicanos. Luego descubrían que se trataba del mismo balde o cántaro de leche a quienes los del interior prefieren llamar cantina.
Como material divulgativo se imprimieron y distribuyeron tres plegables, editados por el ICA en Tibaitatá. El plegable divulgativo No.48 "Evite la Fiebre Aftosa", que fue preparado por el médico veterinario César A. Lobo A. El No. 86 "¡Vacunación! La mejor defensa contra la Fiebre Aftosa", que fue diseñado en noviembre de 1972 por los médicos veterinarios Rafael Santaella Ysaac -de Venezuela- y Carlos Crismatt Mouthon-de Colombia- , participantes en el Primer Curso Latinoamericano de Divulgación de Campañas Sanitarias . Y el No. 87 "La Fiebre Aftosa el mayor enemigo de la ganadería", realizado por Alberto Morales A. -de Colombia- y Wilfrido Medina M. -de Paraguay- también asistentes al curso.
Con el fin de ratificar el propósito panamericanista del proyecto ICA-BID, se realizó en Bogotá en julio de 1973 el Primer Seminario sobre Técnicas de Divulgación y Educación de la Comunidad para los Programas de Control y Prevención de la Fiebre Aftosa, en la que se hicieron presentes técnicos de los diversos países americanos.
Inicio de la Vacunación
Pero, además de la toma de conciencia por parte de los grandes, medianos y pequeños ganaderos sobre la importancia de utilizar la vacunación como la mejor defensa contra la fiebre aftosa, era necesario pasar a la acción en el campo. Por fortuna, la Federación de Nacional de Ganaderos seccional Córdoba -a cuya cabeza estaba el doctor Miguel Villamil Muñoz(†)- llevó a la práctica la aplicación de la vacuna en cada una de las fincas afiliadas. Bajo la dirección técnica del médico veterinario Miguel Abuchar Rumié se contrataron a profesionales recién egresados de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Córdoba para realizar esta actividad, en desarrollo de la cual fueron dotados de camperos financiados, ayudantes de campo, equipos y vacunas refrigeradas. Igual determinación se tomó en el Fondo Ganadero de Córdoba, especialmente por su gerente en esa época el ganadero Arturo Vega Sánchez.
Los Primeros Inconvenientes
Sin embargo, se presentaron numerosos inconvenientes dada la forma de pensar de algunos ganaderos en esos primeros tiempos. Los más reacios manifestaban que ellos nunca habían tenido fiebre aftosa en sus fincas, y que mientras no movieran sus ganados no era necesario vacunar. Algunos no aceptaban la vacunación por el estrés que sufrirían las vacas de ordeño y las reacciones adversas que la vacuna tendría sobre la producción de leche, lo que se agravaba por los tres ciclos de vacunación que se necesitaban. Otros alegaban que si bien ellos vacunaban, sus vecinos -que eran pequeños ganaderos- no tenían la oportunidad o la capacidad económica para hacerlo, por lo que era casi como tirar dinero a la basura. Y otros -que sólo tenían como meta la comercialización de los animales- compraban la vacuna para poder mostrar la factura en el ICA, uno de los requisitos exigidos para la movilización de los animales.
De la vacuna acuosa a la oleosa
Las primeras vacunas contra la fiebre aftosa eran en agua, que se preparaban con el virus inactivado con formaldehído en cultivo de tejido, con hidróxido de aluminio de coadyuvante y saponina. Su principal inconveniente era que sólo daba una protección de cuatro meses, lo que obligaba a realizar tres vacunaciones al año, con dosis de cinco centímetros cúbicos para todo tipo de bovino, sin importar tamaño, peso o sexo. Esto suponía un mayor esfuerzo de los promotores de la campaña, tanto en publicidad como en logística para que los ganaderos cumplieran los ciclos oficiales establecidos por ICA.
Al aplicar estas primeras vacunas en la tabla del cuello, se formaba un pequeño nódulo perceptible a simple vista y que además podía palparse, por lo que era fácilmente detectable el ganado que efectivamente había recibido su dosis. Esto se debía a que producía reactividad y a los depósitos de hidróxido de aluminio que dejaba en la parte subcutánea donde se inyectaba.
Pero esta vacuna fue reemplazada por la oleosa, que es una mezcla de suspensión del virus inactivado y emulsión de aceites minerales con emulgentes, que confiere seis meses de inmunidad, y por lo tanto se necesitan sólo dos ciclos de vacunación anuales. Igualmente, el volumen de la dosificación se redujo sensiblemente al bajarlo de 5 mililitros a 3 ó 2, según el laboratorio fabricante. Con estas vacunas oleosas la evidencia física de la aplicación de la vacuna es poco notoria.
Convenio ICA-USDA
En ese mismo año de 1973 se firmo el célebre convenio de cooperación técnica ICA-USDA -entre el Instituto Colombiano Agropecuario "ICA" y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos "USDA"-, cuya finalidad era establecer un programa con el objeto de prevenir, controlar y erradicar la fiebre aftosa. Inicialmente se propuso crear un área libre de fiebre aftosa en la zona del Urabá Chocoano y Antioqueño para impedir la difusión de la enfermedad hacia Centro y Norteamérica. En desarrollo de este convenio se declararon libres de fiebre aftosa las áreas del noroccidente del departamento del Chocó en 1974 y el Urabá antioqueño en 1993.
En el caso del Chocó nuevamente se utilizó el "fusil sanitario" en Colombia para eliminar dos focos de fiebre aftosa en el área noroccidental (Acandí). Se ordenó suspender la vacunación en esta área, considerándose la zona a partir de ese momento como Libre sin vacunación y se estableció como su zona de protección el Urabá Antioqueño.
Dentro de este programa -dirigido por el médico veterinario Luis Carlos Caraballo- se logró por primera vez establecer áreas de control intensivo de la fiebre aftosa. Para tal fin se crearon seis áreas que cubrían varios departamentos, desde el noroccidente del Chocó, pasando por el Urabá antioqueño, el occidente medio y Bajo Cauca antioqueños hasta Córdoba, Sucre y Atlántico.
Además de los ciclos de vacunación, se ejercía vigilancia epidemiológica, diagnóstico de enfermedades vesiculares, y control integral de las vacunas y de la movilización de animales y subproductos.
Se contaba igualmente con el Laboratorio Nacional de Diagnóstico de Enfermedades Vesiculares localizado en los predios de la Universidad Nacional en Bogotá, como un apoyo especializado en el diagnóstico y en el comportamiento de las vacunas frente a las cepas de los virus que estaban presentes en cada área.
Los Pasos Finales
A pesar de todos los esfuerzos realizados hasta entonces, se comprendió que mientras no existiera un propósito definido e irrevocable para atender los ciclos de vacunación por quienes eran los dueños y responsables de las empresas ganaderas, no se podía arrimar a buen puerto. Todas las medidas coercitivas habían fracasado, y a pesar del empeño de las entidades públicas y privadas que participaron en estas campañas, la lucha contra la fiebre aftosa durante casi treinta años parecía un camino sin retorno.
Un primer paso en la lucha final contra la fiebre aftosa fue la expedición de la Ley Ley 89 de 1993, que creó el Fondo Nacional del Ganado para el manejo de los recursos provenientes del recaudo de la cuota de Fomento Ganadero y Lechero. El Fondo Nacional del Ganado maneja sus propias inversiones y está orientado por una Junta Directiva presidida por el Ministro de Agricultura.
Con estos recursos del Fondo Nacional del Ganado se dio el segundo paso al poner en marcha el "Plan Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa", elaborado en 1996 por la Federación Colombiana de Ganaderos FEDEGAN, el Instituto Colombiano Agropecuario ICA y el Ministerio de Agricultura, en el cual "la Costa Atlántica tiene prioridad para alcanzar la condición de zona libre por sus sistemas de producción, porque alberga mas del 30% de la población bovina del País con características para la exportación, por ser exportadora y no importadora de animales, por la existencia de infraestructura de puertos y frigoríficos y por que los avances notables logrados por el ICA en el tratamiento de la enfermedad, permiten enfocar los esfuerzos iniciales hacia esta zona".
Adicionalmente, en el campo legal y de regulación técnica, en 1997 se dieron dos pasos importantes. El ICA determinó dos ciclos únicos de vacunación anual para todo el país, con duración de 45 días cada uno, entre mayo 1 y junio 15 y entre noviembre 1 y diciembre 15 respectivamente. Y el Congreso de la República promulgó la Ley 395 que declara de interés social nacional la erradicación de la fiebre aftosa en todo el territorio colombiano.
El final del siglo XX trajo la mejor la noticia para los ganaderos cordobeses. La comunión de intereses entre los productores y las entidades de gobierno dieron sus frutos. En el año 2000 el Gobierno colombiano -por intermedio del ICA- presentó ante la Organización Internacional de Epizootias OIE -en París-, la solicitud de declaratoria de "Libre de Aftosa con Vacunación" para la zona Norte de país.
Y el 30 de mayo del 2001 en la ciudad de París -en el marco de su reunión anual- la Organización Internacional de Epizootias OIE atendió la petición de los ganaderos de Colombia y certificó como "Zona Libre de Fiebre Aftosa con Vacunación" los departamentos de la Costa Atlántica, Antioquia y parte de Caldas.
© Carlos Crismatt Mouthon - Noviembre de 2005